PACIENTES
Por Juan Osorio Flores Estar enfermo es triste; ser pobre y estar enfermo, es más triste; ser pobre, estar enfermo y ser tratado con dureza, es todavía más triste. No se niega que el exceso de trabajo genera estrés; el cúmulo de gente alrededor exigiendo servicio genera molestia, cansancio, coraje, desesperación, sobre todo, cuando no hay más manos, más ojos, más bocas que ayuden a responder. La mezcla de las condiciones anteriores se registra a diario en todos los hospitales de Xalapa (y muy posiblemente en todos los nosocomios de primer nivel que atienden a la población en general), pero hoy solamente me refiero al Centro de Cancerología en Xalapa, el Cecan. En dicho nosocomio, la gente pobre se acomoda en las sillas en espera de atención, con antesalas de dos, tres y hasta cuatro horas de duración; cada determinado tiempo deben levantarse de su lugar cuando una mujer con rostro impasible y duro, los levanta "porque estoy trapiando". No es ajeno el asistente que ha sido rec