ALTURA

Por Juan Osorio Flores

1.- Recibo con mucho gusto un mensaje de mi amigo el licenciado Clemente Marcos Domínguez de la Cerna, que me informa lo siguiente: "Licenciado Juan Osorio, le comento me dio mucho gusto y orgullo que hace 15 dias mi hijo PAVEL DOMÍNGUEZ CISNEROS, terminó sus estudios superiores en la UNIVERSIDAD DEL VALLE DE MÉXICO, con mención honorífica, con pase automático en su titulación, en la carrera de Licenciado en Administración, Campus Zona Centro, en la Ciudad de México D,F. Para mi la noticia via telefónica fue sumamente agradable y le deseo lo mejor a mi hijo que tanto amo; me permito hacer de su superior conocimiento que la UVM es una de las Universidades de mayor prestigio académico a nivel Nacional, y eso me llena de satisfacción. Tengo a mi hijo siempre en mi corazón y en mi mente". ¡¡Felicidades Pável de todos los que trabajamos en La Voz de la Región!!.

2.- Ahora que está un poco descansado el fervor electoral, destensando un poco los músculos políticos, sería bueno que los ciudadanos empecemos a exigir a quienes aspiran a puestos de elección popular, sean "otra clase de gentes".

A qué me refiero?: Antes, un aspirante al cargo de Presidente Municipal de Tangamandapio, en primer lugar tenía que ser "Licenciado", cuando ese cargo valía y se alcanzaba en una escuela de verdad. Hoy, cualquier matagatos puede ser llamado "Licenciado" y aunque ni la prepa terminaron, se hacen llamar "el licenciado".

Antes, un "político" estudiaba algo que se llamaba "Dialéctica", que era el manejo del lenguaje, visto de sus orígenes etimológicos, además de estudiar expresión, oratoria, temática, fonética, ética, filosofía y sobre todo, una carrerita por ahí que se llamaba "Ciencias Políticas" y que era la que le otorgaba el cargo de "político", al tal.

Hoy, cualquier pelagatos se dice "político" aún cuando no sepa ni escribir su nombre, ni leerlo en público y en un discurso confunda "Caballo" con Carvallo y por ejemplo, en mítin político, ante cientos de oyentes, se atreva a decirle a un candidato compañero: "Es el amigo de todos los niños", sabiendo que ese mote se le asigna a un personaje cómico de la televisión.

Un político, en el pasado, impresionaba por su imagen, cultura, forma, capacidad y palabra. Todos los calificaban de ratas, transas, rolleros y demás. Pero cuando el político comenzaba a hablar, los embelesaba, y terminaban aplaudiéndole, aunque a los tres segundos, una vez pasado el efecto, volvían a mentarle la madre.

Hoy, el político sigue siendo dueño del más profundo descrédito, burla, repudio, pero hoy, sin ningún recurso con qué defenderse, en más de una ocasión terminan "rebajándose" a mentarse la madre con el pueblo, demostrando con ello, que no pueden ser los "líderes" del pueblo, pues el éxito del político del pasado, es que todos creían que eran personajes superiores: superiores en educación, en conocimiento social, en manejo de masas, en conocimiento de secretos de estado. En suma: eran diferentes al resto, por eso podían aspirar a ser dirigentes de las masas.

Hoy, un porcentaje bastante importante de seudo políticos, no conocen cuál es la regla para emitir un discurso. Antes, el político, no decía palabras obscenas o altisonantes. Usaba la diálectica. Por ejemplo, recuerdo en 1970, un diputado del PRI le dijo a uno del PAN en sesión plenaria del Congreso de la Unión. "Lo que acaba usted de denunciar, compañero diputado, es de suma gravedad. Lástima que la tal denuncia tenga la misma fuerza varonil de los eunucos, grupo social de la historia antigua, del cual yo pienso que usted aún es orgulloso sobreviviente". ¡¡Eso era saber usar el lenguaje!!.

Hoy, la corrientés, el prosaicismo, la ignorancia y la vulgaridad son falsos sinónimos de "que somos muy cabrones", lo cual en la realidad no se demuestra mentando madres, sino alcanzando metas. La triste ironía es que "los más cabrones", casi siempre son un grupo de fracasados, segundones, soplanucas y jamás acceden a la "gloria" política.

Y esos, son los que cada periodo electoral, cuales viles canélidos vagabundos, con las fauces abiertas y sendos rugidos, se disputan la misma presa: ser candidatos.

Ojalá - Oj, de la lengua aramea "querer" y Alá, de la lengua árabe, Dios: Dios quiera - que la sociedad le exijamos a nuestros políticos que realmente lo sean. No aceptemos ya a arribistas, payasos, ignorantes, aprovechados, embaucadores profesionales que han vivido de vernos la cara. Exijamos votar por hombres y mujeres realmente capaces y que por lo menos, al hablarnos, tengan la capacidad de mentirnos, pero mentirnos bien, de tal modo que nos dejen bien contentos. Que cuando les digamos "licenciado", tengamos la certeza de que lo son, y no que sepamos que apenas terminaron la secundaria y ahora resulta que son "licenciados".

Basta ya de la simulación. Esos falsos políticos han llegado a esos cargos por culpa nuestra, porque no hemos exigido calidad. Cuando nos pongamos en nuestro papel, los Partidos tendrán que pensarlo dos veces antes de dedear a un candidato.  Eso opino yo.


3.- Recibo un correo electrónico de un lector que tacha de ignorante a quien opina que la relación de acciones emprendidas desde el ayuntamiento de Coatepec en materia de Prevención Social no convencen y se fundamentaron "en un teatro"; opinión publicada en este mismo espacio ayer.

Yo espero que mi lector no opine que también yo soy un ignorante. La verdad es que el tema de la tan traída y llevada reunión fue confuso y quiero afirmar que he tenido la gran oportunidad de hablar con parte de las cabezas organizadoras del evento, quienes reconocen y advierten que la organización desde el Consejo Estatal de Seguridad Pública fue un nubarrón, del que ya no se supo cuál en sí fue el objetivo de la mesa de trabajos. Y respecto a su comentario de las fotos, pues tengo una y pues sí, la verdad es que las señoritas policías están presuntamente "capacitándose" frente a un monitor, y este sí está apagado. Sobre la no publicación del nombre, nunca dije que fue anónimo. Dije que tenía todos sus datos y dí a conocer su identificativo en redes sociales. De hecho resguardo, cuando no se requiere de otra forma, la identidad de mis lectores que opinan, de la misma forma que lo hago en este momento con quien me escribe sobre este tema.