SIMULACROS DE BALACERAS EN ESCUELAS

Por Juan Osorio Flores

El 19 de Septiembre de 1985 a las 07:19 de la mañana, me encontraba en los bajos del Hotel Romano Palace ubicado en las calles de Humboltd esquina con Artículo 123 en el Distrito Federal; yo trabajaba exactamente enfrente, un vetusto pero elegante edificio que estaba a ocho metros de distancia, en donde se albergaban las oficins y talleres del periódico "Avance Diario de la Capital" y que posteriormente fue absorbido por el Excelsior.

A esa hora comenzó a temblar; en D.F. los movimientos telúricos eran, hasta ese momento, algo "casi normal" y aunque no dejaban de causar un poco de pánico, de todos modos nunca terminaban alterando el día de nadie.

Esa confianza chicha fue la que causó muchas muertes; aunque efectivamente muchas personas corrimos, algunas lo hicieron demasiado tarde, pues no teníamos una cultura de la Protección Civil.

Hoy, después de 26 años de aquellos eventos, se ha enseñado a la sociedad en general que a una manifestación de la naturaleza, hay que respetarla, y todo se ha hecho a través de machacar constantemente a través de pláticas, de simulacros y de enfrentamientos virtuales con esas realidades.

En suma, hoy se puede decir que los simulacros son buenos, efectivos y arrojan resultados que se traducen en rescate, salvamento y protección de la vida humana.

Lo anterior vino a colación, porque la semana que pasó, en algunas escuelas, valientes directores del nivel básico, organizaron, cada uno por su parte, simulacros de balaceras y atentados en los entornos escolares.

La medida: efectivísima, bien recibida por una gran mayoría de padres de familia, y mejor recibida por los chicos, quienes lo vieron como una "aventura" más.

Lo malo: la cerrazón de algunas autoridades de Educación, quienes por su ignorancia en el tema, principiando por el Secretario Adolfo Mota, que lo único que sabe de educación es su incipiente paso por la escuela como alumno rebelde y contestón, pues intentaron y siguen intentando sancionar y frenar la necesidad de que los chicos sepan qué se debe hacer en el caso, por tristeza constante en Veracruz, de que escuchen en su entorno escolar, balazos.

Me enteré de buena fuente de que una mujer valiosísima en la SEV y con una experiencia, literalmente "a prueba de balas", atendió algunas de estas causas, y con mano justa recomendó a los directores "ten cuidado nada más y no vayas más allá".

Pero la pregunta es: ¿es válido que en la escuela: o sea, el recinto dedicado a la ENSEÑANZA, los chicos reciban pláticas, instrucciones, recomendaciones y estrategias simples, para poder sobrevivir a la temible pesadilla de hallarse un día en medio de una balacera?

Desde mi particular punto de vista, creo que sí. Primero, porque efectivamente, la escuela, en su máxima iconografía de ser "el templo del saber", debe incluir la enseñanza real, activa, concreta y efectiva, de un Veracruz actual..........LEER MÁS...........

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