¿¿¿¿SEGURIDAD PÚBLICA????

Excelente día

1.- La Policía Uniformada en la zona de Xalapa, Coatepec y el Puerto de Veracruz, están harto desatadas, sin control, sin respeto y sobre todo, violentando a la sombra de una placa, una senda arma y de un pasamontañas, los derechos humanos de quienes se les pongan enfrente.

Y si no, nada más hay que ver el que el señor Iván Risques Valdepeña, integrante de la orquesta de Guitarras, fue detenido la mañana de este sábado en Coatepec por ser uno de los activistas sociales que han dedicado muchas horas de su tiempo a denunciar presuntas irregularidades que rodean la construcción de un fraccionamiento Residencial en el predio denominado "Barrio San Miguel" que se asienta en jurisdicción del municipio de Coatepec.

Con el señor Risques Valdepeña, también fue detenido el investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social (Ciesas), Ernesto Isunza Vera, siendo acusados los dos de "coacción" contra la empresa Edivel, S.A., responsable de los trabajos realizados en el citado fraccionamiento.

Y claro que cualquiera que pueda ser el sustento legal, estas dos detenciones son en realidad una violación ultra flagrante a los derechos humanos y son en sí mismas, una estrategia de intimidación, terrorismo, amendrentamiento y todo lo que se le parezca, pues el único "delito" de estos dos grandes hombres inicia en realidad en el hecho de atreverse a ser piedra de tropiezo a un proyecto que desde luego agrede el medio ambiente, atenta contra la seguridad de vecinos, pero sobre todo, representa la realidad de que la policía y los sistemas de procuración de justicia están al servicio de los poderosos, y no de la Justicia como tal, pues el presunto propietario de la constructora, el proyecto y el fraccionamiento en sí, sería el diputado local David Velasco Chedraui.

Pero este triste y atentatorio caso no es único: el fin de semana en el Puerto de Veracruz apareció, como ya tenía algunos meses de no suceder, una cabeza humana con uno de los trístemente célebres "narcomensajes"; con la denuncia ciudadana anónima que reportó el hecho, la policía uniformada llegó al sitio, al igual que elementos de la llamada policía acreditable. La postura que asumió la policía llegó al grado de cortar cartucho para amedrentar a los reporteros gráficos que intentaban hacer su trabajo. Los acreditables, violando la ley, levantaron el miembro humano sin esperar al agente del MP en turno y todavía se dieron el lujo de amenazar a los fotógrafos.

Pero estos casos no son únicos: el pasado miércoles 4 de diciembre a las 5 de la tarde se citó a comparecer a la Coordinadora de Comunicación Social del Gobierno del Estado, la señora María Gina Domínguez Colío; para ingresar se aplicó un visible y altamente ofensivo operativo de seguridad.

Me tocó verlo, no me lo contaron. En la entrada al Palacio Legislativo había cuatro jóvenes, dos hombres y dos mujeres, colocando una pequeña calcomanía color naranja en la solapa del saco o en las hombreras de las damas, a manera de 'pin'. Después me enteré por gente de la propia Coordinación, que "el punto naranja" fue para que se pudiera reconocer "a los amigos de Gina" de los que no lo eran, o más claramente, los enemigos.

A mi no me lo pusieron, porque como todo el personal de seguridad me conoce, no requerí más que detenerme un instante, esperar mi turno y pasar, aunque de todos modos alcancé a escuchar muy claramente que uno de los jovencitos que colocaban la calcomanía decía: "creo que él trabaja aquí, porque nadie le pide identificación...".

El caso es que mientras esperaba mi turno para entrar, a tres metros adelante, iba avanzando un hombre de unos 40 años, vestido con una guayabera color caqui suave, elegante pantalón, zapatos guindas, y que además llevaba en sus manos una bolsa 'de las grandes' con el logo: "Liverpool". Este hombre pasó el primer filtro de la entrada, el segundo filtro inmediatamente a un paso, que es el arco detector de metales y/o armas, pero una vez con un pie ya en el pasillo que conduce al Lobby y exactamente a un costado de la caseta de control y acceso, de pronto, un policía uniformado se le paró enfrente deteniéndolo en seco. En menos de un segundo, una mujer uniformada le estaba quitando de las manos la bolsa de la exclusiva marca, y para entonces, el hombre, visiblemente desconcertado y visiblemente molesto, recibía la siguiente "invitación": -"a qué área se dirige usted...puede levantar sus manos por favor, un oficial le va a revisar...trae usted alguna arma?".

Sobra decir que el molesto señor comenzó a sonrojarse, pues nada más atrás de él había unas 12 personas en fila esperando entrar, más gente que estaba en el pasillo, el lobby, el patio, que por curiosidad natural, pues de pronto todos colocamos los ojos en él y en cómo era trasculcado desde los tobillos, los muslos, la cintura, las costillas, las axilas y por último, los brazos. Por fin, después de lo que pareció una eternidad, el hombre bajó los brazos, mientras trató de reacomodar el contenido de la bolsa, pues la "delicada" uniformada que se la quitó de las manos la abrió dentro de la bolsa para ver cuál era el contenido. En suma, aquél pobre ciudadano tratado como delincuente, pero además ni siquiera en privado sino a la vista de decenas de personas.

Pero casos de estos lamentablemente hay muchos: el sábado en la tarde, centro de Xalapa; muy concretamente calle de Revolución, exactamente frente al Mercado Jáuregui. Un tráfico espantoso desde Enríquez para todos los vehículos que intentaban subir por Revolución. ¿Habrá habido un choque?. ¿Qué pasó que el tránsito técnicamente está detenido?. Veinte minutos para recorrer Revolución de Enríquez a Juárez; los ciento cincuenta metros más tardados de la historia. ¿Qué sucedió?. No se alcanza a ver. Otros 9 minutos para recorrer de Juárez a Altamirano. Por fin se llega al semáforo. El tráfico afecta y mantiene detenidos a todos los vehículos que intentaron usar el callejón de Rojas y de Altamirano ni se diga. La fila se ve hasta Clavijero. Pero frente al Jáuregui está detenida una moderna patrulla, elegante y fastuosa Challenger con un uniformado con pasamontaña en el volante. Más adelante, apenas tres metros, otra patrulla, pero de esas que no están rotuladas, aunque su color blanco y sus ocupantes dejan en claro lo que es.

Y ahí se denota cuál es el problema: como es sábado los visitantes a la zona comercial de Revolución se estacionan del lado izquierdo de la calle, reduciendo a un carril y medio el espacio propio para la circulación vial, pero como estas dos patrullas ¡tienen más de media hora ahí estacionadas, con motor encendido, pero sin moverse!, pues solo los autos pueden pasar libremente, mientras que autobuses, que pasan alrededor de 5 cada minuto, pues batallan muchísimo para pasar. Obvio, la fiereza de los tripulantes de las patrullas aleja cualquier intento de que alguien les diga algo o les pregunte porqué están creando este tremendo cuello de botella, que después queda claro que afectó Clavijero desde Sayago hasta Altamirano y Revolución hasta Enríquez.

¿Quién o cómo se proyecta el servicio de la policía?. ¿Bajo qué criterio se rigen?. ¿Cuál es la verdadera instrucción que reciben estos uniformados para tratar a la ciudadanía civil?. ¿Cuál es la real capacidad de asistencia civil, respeto a los derechos humanos y respeto a la ciudadanía en general en sí con que cuentan los uniformados?. No se sabe. Lo cierto es que regresaron los tiempos en que un policía no es sinónimo de seguridad, sino de miedo, y ahora un poco más: de terror ciudadano.

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