El legado de un diplomático para Coatepec

Por Ricardo Mora S:.

Don José Ezequiel Iturriaga Sauco llegó a vivir a Coatepec a principios de los años noventa, tras una sugerencia de su médico de dejar la ciudad de México debido a una enfermedad que le aquejaba. Desde entonces y durante casi veinte años vivió en esta ciudad a la que amó profundamente y a la cual agradecía su sana y prolongada vida. En varios actos públicos manifestó jocosamente que su buena salud se la debía a una vitamina que solo aquí existía: la “coatepequiña”. Haciendo alusión al clima, a la tranquilidad y a la belleza de este lugar que lo acogió con hospitalidad.

Don Pepe Iturriaga, como le llamaban sus amigos, tuvo un sinfín de cargos tanto en el sector público como en el privado; fue diplomático, asesor de varios presidentes de la república, embajador de México en Rusia (1964), abogado, historiador, sociólogo, politólogo, periodista y bibliófilo mexicano. Contemporáneo de escritores como Andrés Henestrosa, fue galardonado con la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República y en Veracruz con la medalla Adolfo Ruiz Cortínes, por el Congreso local. Fue autor de obras como La Estructura Social y Cultural de México, México en el Congreso de los Estados Unidos, El Tirano de América Latina y Pensamiento Político del Presidente Juárez, entre otras muchas y más de veinte mil artículos periodísticos.
La medalla Adolfo Ruiz Cortines le fue otorgada por el Congreso veracruzano, “por las enormes contribuciones que hizo al Estado y al país”. En esa ceremonia, anunció que al morir, donaría su biblioteca de más de 30 mil volúmenes a los veracruzanos a través del Gobierno del Estado o de la Universidad Veracruzana, la cual contiene libros y revistas de gran valor porque abarcan hechos históricos de los inicios del Siglo XX, que fueron cruciales para la historia de nuestro país.

Lo mismo había manifestado en un Festival Internacional de San Jerónimo, del cual hay testimonio fílmico, donde expresaba su deseo de donar, no solo el impresionante acervo bibliográfico, sino también el inmueble que lo alberga. Es decir, esa biblioteca operaría en Coatepec.

Desafortunadamente, cuando el trámite notarial para legalizar dicha donación estaba en proceso, la enfermedad que lo aquejaba lo venció y la biblioteca y el inmueble quedan intestados.

Quien fuera su esposa por muchos años doña Reyna Olvera ahora viuda de Iturriaga, ha expresado su buena disposición para que se cumpla la voluntad del maestro: esa biblioteca debe quedarse en Coatepec para beneficio de los coatepecanos y de los veracruzanos en general.

Sin embargo, existe una postura opositora por parte de algunos de los hijos mayores de don Pepe Iturriaga (no de todos, algunos están totalmente de acuerdo), quienes desde una visión ambiciosa y materialista, se ha empeñado en quedarse con dicho patrimonio, contraviniendo la voluntad de su padre. Sobre todo ahora que el trámite se encuentra empantanado, ya que Don Pepe no alcanzó a firmar el protocolo de donación.

Lo malo de todo esto, es que no ha habido disposición de ninguna autoridad, ni local ni estatal que se pronuncie a favor de que esa biblioteca permanezca en Coatepec. La actual comuna coatepecana, ni siquiera ha recibido a Doña Reina, quien ha solicitado audiencia con el alcalde o con el responsable de cultura del cabildo para expresar su interés por dar seguimiento al asunto.

Por parte del gobierno del estado, el Dr Javier Duarte, tal vez influenciado por el notario que lleva el asunto o por la hija de don Ezequiel Iturriaga, ha dejado que el asunto se diluya en el olvido y tampoco ha atendido el llamado de doña Reina.

Desde luego una propiedad que queda intestada siempre es motivo de discordia, sobre todo cuando el abogado que lleva el caso toma partido, ya que a la viuda textualmente le ha manifestado: “No señora, ni le busque, legalmente lo tiene perdido”. Es aquí donde se deduce que hay intereses oscuros en el asunto.

Es más, el mismo Adolfo Mota, actual Secretario de Educación en Veracruz, no obstante haber sido discípulo predilecto de Don Pepe Iturriaga, a quien le debe desde la diputación local plurinominal y otros favores, tampoco ha tomado la bandera de defender ese patrimonio para sus paisanos.

A invitación de la viuda de Iturriaga, se ha iniciado un movimiento ciudadano para luchar por que ese cúmulo de sabiduría permanezca en Coatepec. Desde aquí haremos un llamado a autoridades de los tres niveles de gobierno para que se cumpla la última voluntad del gran humanista.

Será como otro homenaje póstumo, como los que le rindieron el día de su muerte en el Palacio de Bellas Artes y en el Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso: que esa biblioteca lleve el nombre del gran historiador: “Biblioteca Don José Ezequiel Iturriaga Sauco” y funciona en Coatepec .

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