QUIÉNES SERÁN SUPLENTES?
Por Juan Osorio Flores
Un secreto para ganar elecciones es llevar en candidaturas y suplencias o en candidaturas ó suplencias, a al menos un actor político social de mucho peso.
Para el proceso electoral que se dará el primero de Julio del próximo año, y para lo cual solo faltan siete meses completos, las fórmulas deberán complementarse lo más pronto posible, pues el trabajo de proselitismo, mismo que empieza con grupos y sectores políticos muy bien ubicados, lo primero que quieren concoer es: quién será el candidato y quién será el suplente.
En los círculos de la política, se puede asegurar muy bien, que cuando una buena fórmula se conjunta, entre ambos aseguran votos; hay casos en que el candidato es tan carismático, que se coloca de suplente a cualquier persona, que aunque no ofrecerá absolutamente nada, servirá para rellenar el protocolo.
Ejemplo de lo anterior es el caso de José Francisco Yunes Zorrilla, quien como candidato a la diputación federal hace tres años, se le asignó e impuso un suplente, a escasos días de la elección, y que además no cumplía con ninguno de los parámetros naturales exigidos por el Partido, como lo sería el hecho de que el tal suplente no era ni oriundo ni mucho menos vecino del Distrito de Coatepec, sino que tenía su residencia en la zona centro del estado.
Tampoco era mujer, dicho con todo respeto, pues los lineamientos políticos de equidad de género indicaban que si el candidato es hombre, entonces la suplencia la debe de llevar una dama.
No obstante, llegando la instrucción de "arriba", no hubo ningún impedimento para la imposición de dicho suplente, que por cierto, lo único que hizo fue colocar su nombre, porque jamás ha vuelto a tener alguna aparición pública que sustente su cargo.
Pero no en todos los casos las circunstancias responden igual, por ello, quienes resulten candidatos en esta ocasión, tendrán que contar con una suplencia que les garantice votos constantes y sonantes en las regiones diversas del Distrito.
La suplencia, por la importancia del caso, deberá recaer en quien sea un real líder, con carisma, experiencia, participaciones electorales comprobables y además, con resultados positivos: que sepa ganar, no perder.
Obviamente debe ser una persona con antecedentes claros, concisos y públicos, de trabajo partidista y de mucha lealtad; un "chapulín" o "berrinchudo" definitivamente no sirve para aportar nada a una elección muy, pero muy dura.
Sobre todo, debe representar a grupos que por lo regular se muestran siempre en contra de las imposiciones o disposiciones cupulares; la razón es simple: si esos grupos son incluidos en la fórmula, los ánimos cambiarán radicalmente y esos críticos, se convertirán en suma para el candidato en cuestión.
Por ello es que precisamente, los líderes, grupos, y representaciones sociales y hasta de la iniciativa privada, que a través de sus aportaciones participan en una elección, lo primero que quieren conocer es precisamente la integración de la fórmula.
El asunto es tan delicado, que cuando una suplencia no se designa con sabiduría salomónica, los grupos afines pueden darse la vuelta y simplemente mostrar la espalda a un buen proyecto.
De ahí la importancia, que en esta ocasión, se deje al candidato tomar parte en la decisión de la suplencia: es más, debe exigir a su Partido, que para poder garantizar una victoria, el candidato participe activamente en el análisis y hasta lectura de currículas de los aspirantes a completar la fórmula.
Solo de esta manera las candidaturas estarán bien representadas y sobre todo, podrán incluir a las mayorías, ciertamente que no a todos los grupos, pues siempre habrá voces discordantes, pero sí podrá garantizar dos cosas: un apoyo muy mayoritario y desde otro punto de vista, una unificación en torno a un proyecto.
NO quiero caer en necesdad, pero insisto: los candidatos ¡Apúrense!.
Para el proceso electoral que se dará el primero de Julio del próximo año, y para lo cual solo faltan siete meses completos, las fórmulas deberán complementarse lo más pronto posible, pues el trabajo de proselitismo, mismo que empieza con grupos y sectores políticos muy bien ubicados, lo primero que quieren concoer es: quién será el candidato y quién será el suplente.
En los círculos de la política, se puede asegurar muy bien, que cuando una buena fórmula se conjunta, entre ambos aseguran votos; hay casos en que el candidato es tan carismático, que se coloca de suplente a cualquier persona, que aunque no ofrecerá absolutamente nada, servirá para rellenar el protocolo.
Ejemplo de lo anterior es el caso de José Francisco Yunes Zorrilla, quien como candidato a la diputación federal hace tres años, se le asignó e impuso un suplente, a escasos días de la elección, y que además no cumplía con ninguno de los parámetros naturales exigidos por el Partido, como lo sería el hecho de que el tal suplente no era ni oriundo ni mucho menos vecino del Distrito de Coatepec, sino que tenía su residencia en la zona centro del estado.
Tampoco era mujer, dicho con todo respeto, pues los lineamientos políticos de equidad de género indicaban que si el candidato es hombre, entonces la suplencia la debe de llevar una dama.
No obstante, llegando la instrucción de "arriba", no hubo ningún impedimento para la imposición de dicho suplente, que por cierto, lo único que hizo fue colocar su nombre, porque jamás ha vuelto a tener alguna aparición pública que sustente su cargo.
Pero no en todos los casos las circunstancias responden igual, por ello, quienes resulten candidatos en esta ocasión, tendrán que contar con una suplencia que les garantice votos constantes y sonantes en las regiones diversas del Distrito.
La suplencia, por la importancia del caso, deberá recaer en quien sea un real líder, con carisma, experiencia, participaciones electorales comprobables y además, con resultados positivos: que sepa ganar, no perder.
Obviamente debe ser una persona con antecedentes claros, concisos y públicos, de trabajo partidista y de mucha lealtad; un "chapulín" o "berrinchudo" definitivamente no sirve para aportar nada a una elección muy, pero muy dura.
Sobre todo, debe representar a grupos que por lo regular se muestran siempre en contra de las imposiciones o disposiciones cupulares; la razón es simple: si esos grupos son incluidos en la fórmula, los ánimos cambiarán radicalmente y esos críticos, se convertirán en suma para el candidato en cuestión.
Por ello es que precisamente, los líderes, grupos, y representaciones sociales y hasta de la iniciativa privada, que a través de sus aportaciones participan en una elección, lo primero que quieren conocer es precisamente la integración de la fórmula.
El asunto es tan delicado, que cuando una suplencia no se designa con sabiduría salomónica, los grupos afines pueden darse la vuelta y simplemente mostrar la espalda a un buen proyecto.
De ahí la importancia, que en esta ocasión, se deje al candidato tomar parte en la decisión de la suplencia: es más, debe exigir a su Partido, que para poder garantizar una victoria, el candidato participe activamente en el análisis y hasta lectura de currículas de los aspirantes a completar la fórmula.
Solo de esta manera las candidaturas estarán bien representadas y sobre todo, podrán incluir a las mayorías, ciertamente que no a todos los grupos, pues siempre habrá voces discordantes, pero sí podrá garantizar dos cosas: un apoyo muy mayoritario y desde otro punto de vista, una unificación en torno a un proyecto.
NO quiero caer en necesdad, pero insisto: los candidatos ¡Apúrense!.
