SOFOM: CORRESPONSABILIDAD

Por Juan Osorio Flores

La noche de este miércoles un lector se comunica a esta redacción para anunciar que afectados por el proyecto de vivienda mejorada a través de la Sofom Coatepec, se reunirán el próximo viernes a las 9 de la mañana en el palacio municipal de Coatepec para exigir que se dé una respuesta sobre cuándo recibirán los dineros que entregaron en diferentes momentos y lugares, a cambio de una casa, tal y como la regidora Themis Alarcón, apenas lo avisó en entrevistas que dio a dos periódicos: Crónica de Xalapa y Gráfico de Xalapa.
Por lo anterior llegarán a buscar, según el quejoso, a la regidora quien representó en Coatepec a este proyecto, mismo que en una visión más completa, se promocionó en los 212 municipios del Estado, con la complacencia de las autoridades del Gobierno del Estado, quienes de paso, hay que decir que jamás han metido las manos en el proceso judicial que se sigue por grupos de afectados.
Este caso, sin duda muestra las dos caras de la moneda: la de aquél que ofrece un activo imposible (es imposible que una casa cueste 20, 30 o incluso 50 mil pesos) y la de aquél que en una visión de fantasía, o bien cree que de verdad una mano amiga le regalará una casa, o en su defecto, le nace el ventajismo de hacerse de un bien, a precio irrisorio.
Aquí cabe llamar la atención de que muchos de los afectados, no son gente necesitada, o sea, no pertenecen al sector social al que supuestamente estaba dirigido el fallido proyecto.
De ahí que en cada protesta, por ejemplo en las oficinas de Javier Limón Segovia en la carretera Coatepec-Xalapa enfrente de la planta armadora Panasonic, llegan al sitio decenas de autos y camionetas, algunos del año, de donde descienden los enojados defraudados.
También cabe señalar que es de este sector, o sea, de las personas que visiblemente tienen más recursos, de donde se han solicitado y contratado los servicios de bufetes de abogados que a su vez han demandado el regreso de sus inversiones.
Siguiendo con Coatepec, también es posible que además del enojo de los defraudados (son defraudados, porque les dijeron que les darían una casa y no se las dieron en tiempo y forma: así es que a estas alturas, ya fueron defraudados, gramaticalmente hablando) existan otros intereses y fuentes de donde provengan las periódicas exigencias, manifestaciones y hasta protestas públicas en contra del proyecto, de Javier Limón y de Themis Alarcón.
No puede ni debe desecharse que varias de esas expresiones también tengan trasfondo político.
Lo cierto es que el refrán popular se cumple: tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata, y además, el que los ve y no se mete.
El primero que deberá entregar cuentas -jamás lo hará, es pronóstico- es quien presidió dicho proyecto: Javier Limón Segovia.
Los segundos que son co-responsables de este fraude -ya expliqué porqué sí le llamo fraude a estas alturas - son los propios inversionistas, que todavía no me explico cómo entregaron sendas cantidades de dinero, sin exigir a cambio garantías indudables: documentos oficiales, firmas delante de notarios públicos, además de las investigaciones particulares en ayuntamientos.
Y pongo un ejemplo: si alguna persona de las hoy afectadas, hubiera llegado al palacio municipal de Coatepec, o de Xalapa, o de Xico, y le hubiera preguntado al responsable de Desarrollo Urbano, si de verdad estaba planeada la construcción de casas en ese municipio, la respuesta hubiera sido negativa, lo que hubiera alertado sobre el fraude.
Pero no. La gente se ilusionó, y además, no quiso ver las señales de que todo se trataba de un teatro mal preparado.
O sea - y aguardo los reclamos por este pensamiento - la gente defraudada tuvo mucha culpa, por pecar de ingenuidad. Recuérdese que para bailar, se necesitan dos.
Los terceros responsables, ya lo dije anteriormente, son las autoridades del Gobierno del Estado, que sin más, no metieron las manos, a sabiendas de que le estaban robando en despoblado a la gente hipnotizada con el proyecto.
Ni Fidel Herrera Beltrán, ni Reynaldo Escobar Pérez, ni Ranulfo Márquez, ni Bertha Hernández, ni Héctor Yunes, ni Javier Duarte, ni Adolfo Mota, ni José Yunes Zorrilla, y una multitud más de etcéteras, se tomaron el tiempo para hacer un llamado abierto, que sin más, hubiera detenido de tajo la afectación que se veía venir.
Y de que estaban enterados, claro que lo estaban. Que no les interesó, también es cierto. Dejaron correr la película, y hoy por hoy, ellos son tan responsables del asunto como los demás.
Lo malo de todo esto, es que los que están pagando las consecuencias, son los más desprotegidos, que al final, ni casa, ni dinero, ni nada. Caray

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